Tenía 18 años y me disponía a completar 4 días de Camino de Santiago con los compañeros del Campamento de Baltar. Los monitores nos propusieron una misión durante las 4 jornadas de andadura. Teníamos que cuidar de cuatro personas durante el trayecto, preocuparnos de su bienestar. La verdad que no hice mucho caso de los que me tocaron. Os cuento por qué.
Una de las chicas que había en el campamento me llamo la atención. No hablaba mucho, tenía la mirada muy pérdida y muchos compañeros la tomaban como la rara. Había que reconocer que así era. Nunca tenía iniciativa para hablar con nadie y menos en un grupo o en público.
Desde la primera jornada del Camino algo me decía que debía ser ella la persona que tenía que cuidar, y así fue. Hablamos de nuestras vidas, de aquello que teníamos en mente y conseguí conocerla, es cierto, era rara, pero quién no es raro. Y más si cabe si has tenido una vida difícil y un entorno complicado. Ese era el caso de esa chica que era carne de convento sín declarar su opinión. Estaba sumida a una represión y a una falta de confianza que le bloqueba para cualquier cosa que quisiera hacer.
Los 4 días hablamos y hablamos, y al final nos preocupamos sólo el uno del otro.
Cuando terminamos el Camino, con ampollas y muy cansados en la última asamblea del campamento donde hablábamos de lo ocurrido en el día, para reflexionar, antes de despedirnos, delante de todos, se levantó y dejando a todos impresionados, declaró sentirse agradecida con Fabio Cabello por el camino de Santiago que le había regalado. Había conseguido reducir sus miedos y confiar más en sí mismo.
En ese momento supe a qué me tenía que dedicar. Quería ser un profesional que rehabilitara a las personas realizando actividades.
Día Internacional de la Terapia Ocupacional 27 de Octubre.
Fabio Cabello Cervera
Terapeuta Ocupacional
Unidad de Memoria Entrenamiento Cerebral.
