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domingo, 9 de noviembre de 2014

Importancia de los tratamientos no farmacológicos en problemas de memoria

via: Elcorreogallego.es
 Medidas no farmacológicas 
06.11.2014 ALFREDO ROBLES

El envejecimiento progresivo de la población acarrea un incremento del número de casos de demencia. Esto induce mayor consciencia del riesgo y cierto temor.

Conviene saber que estudios experimentales y epidemiológicos han demostrado que determinados hábitos reducen el riesgo de desarrollar demencia. Basado en esas evidencias, el Parlamento europeo instó en 2011 a los Estados miembros a promover esos hábitos. Se trata simplemente de realizar con regularidad algo de ejercicio físico e intelectual.

En el aspecto físico es suficiente andar, bailar, nadar o ejercitar moderadamente algún deporte. La actividad intelectual puede consistir, por ejemplo, en leer, enrolarse en un coro o en un grupo de teatro, practicar un juego (cartas, dominó, ajedrez, etc.), hacer crucigramas, sopas de letras o rompecabezas; o practicar videojuegos, siempre que no sean de contenido violento o se conviertan en una adicción morbosa. Estos hábitos estimulan la creación de conexiones entre las células cerebrales, lo cual incrementa la "reserva cerebral", que reduce la vulnerabilidad a desarrollar demencia.

Para mantener esa reserva es necesario seguir regularmente una dieta adecuada, sin demasiadas calorías, con pocas grasas saturadas y poco alcohol, rica en pescado, verdura fresca y fruta.

Las campañas para prevenir accidentes de trafico y laborales reducen la incidencia de traumatismos craneales, que destruyen reserva cerebral y facilitan el desarrollo de demencia. Y la inculcación desde la infancia de la conveniencia de no fumar es determinante para reducir la aparición de muchas enfermedades, algunas de ellas demenciantes.

Si aparecen síntomas de deterioro intelectual es importante mantener una cierta actividad física, y entra en juego el valor de los talleres de estimulación cognitiva. En ellos se aplican técnicas que facilitan la orientación, la comunicación, la memorización y la prolongación de la autonomía en actividades diarias básicas.

Otras técnicas mejoran la conducta y el sueño, unas basadas en actividades lúdicas (ludoterapia) y otras en estimulación sensorial (musicoterapia, aromaterapia, luminoterapia, masajes), a veces con la intervención de mascotas adiestradas.

Las asociaciones de ayuda al enfermo con demencia ofrecen información sobre la enfermedad y sobre los recursos de ayuda social disponibles y, además, facilitan la formación del cuidador y le ofrecen asesoramiento y apoyo psicológico.

En definitiva, hay procedimientos que reducen la incidencia de demencia que no requieren pericia ni dinero, sino educación. Y, cuando aparece el deterioro, existen medidas no farmacológicas que complementan la acción de los medicamentos y, de ese modo, retrasan y reducen las consecuencias funcionales y conductuales indeseables de la demencia.

En el campo de batalla de la demencia, seleccionar bien los hábitos durante la vida y las pautas de actuación durante la enfermedad, constituyen la mejor estrategia de combate.