Páginas

Compra de Cuadernos

Compra de Cuadernos
Pincha en la imagen

jueves, 1 de diciembre de 2016

La tercera edad y la estimulación cognitiva

Con el paso del tiempo, si no tenemos actividad, nuestro cerebro empieza a ponernos en aprietos.¿Qué debemos hacer al respecto?


Es el órgano que nos conecta con todo lo que nos rodea, el que nos permite adaptarnos al medio, el que nos posibilita pensar, sentir, actuar, emocionarnos...hoy por hoy es la estrella de las investigaciones científicas y está en el centro de nuestra admiración; ¿adivinan quién es? Nuestro cerebro, claro.



A medida que nos van pasando los años, vemos que nuestra piel se va arrugando, que nos cansamos más que antes cuando hacemos actividad física, que vemos menos, que nos salen canas, en fin, asistimos al inexorable proceso de nuestro envejecer; y el cerebro no es ajeno a esto. Como en cualquier órgano de nuestro cuerpo, el avance del tiempo va dejando huellas, solo que, como no lo vemos, no lo notamos directamente, sino a través de algunas manifestaciones.

Desde el momento del nacimiento, como lo hace el resto del cuerpo, el cerebro empieza a envejecer. Se calcula que contamos con aproximadamente 100 mil millones de neuronas (las células de nuestro sistema nervioso), de las cuales, a partir de los 20 años, perdemos casi 10.000 por día; imagine si no vamos a notar, a partir de los 50, un declive cognitivo!

Empiezan entonces los molestos olvidos, la fatídica falta de palabras, la dificultad para concentrarnos en una tarea o para aprender algo nuevo.




Mientras estamos en actividad laboral, vamos manejando esos traspiés como podemos. Pero cuando nos jubilamos, parece que todo se acelera, y, para el colmo, ya no necesitamos exigir a nuestro cerebro como antes.

Con la ansiada jubilación, viene la disposición de mayor tiempo para hacer todo aquello que siempre quisimos y no pudimos por cuestión de horarios u obligaciones. Pero también, si nos alejamos de retos intelectuales, el cerebro se va poniendo "vago", y el proceso de envejecimiento neuronal se acelera.

A mis pacientes que acaban de jubilarse les aconsejo seguir activos cognitivamente; aprender idiomas, hacer cursos, realizar manualidades, practicar actividad física, mantener relaciones sociales. Todo esto es estimulación para nuestro cerebro. Mi lema es: "Lo peor que podemos hacer es...nada".

Nuestro cerebro posee una capacidad denominada neuroplasticidad, que es la posibilidad de crear vías alternativas de comunicación entre neuronas para compensar una función disminuida o perdida. Esta capacidad se pone en funcionamiento ante estímulos adecuados.

Nuestro cerebro se acostumbra ante tareas rutinarias, así, dejan de gatillar neuroplasticidad porque pasan a ser ejecutadas de manera automática. Entonces, toda actividad nueva estimula a crear circuitos de sinapsis, es decir, mantiene activo a nuestro cerebro. Y un cerebro activo, como otros órganos, ofrece resistencia a cualquier ataque.

El cerebro, querido lector, también se entrena. Sí, es así. Existen los llamados programas de Estimulación Cognitiva, en los que se trabajan las distintas funciones cerebrales para mantener activo a nuestro órgano superior. En internet pueden encontrarse varios; y, si uno no tiene la constancia de hacerlo en casa, existen lugares que se dedican a eso y que nos ayudarán a mantenernos lo más jóvenes posible intelectualmente.

Lamentable y paradójicamente, en la era de las neurociencias, en la que se ha endiosado al cerebro, poco hacemos diariamente por él. Se aconseja un mínimo de 30 minutos diarios de actividad que potencie la neuroplasticidad.

Si yo tuviera que aconsejar, le diría: media horita menos de novela por día y más de actividad cognitiva, sus neuronas se lo agradecerán.

Fuente: http://www.mdzol.com/nota/706037-la-tercera-edad-y-la-estimulacion-congnitiva/